Como
ya sabemos el sol es uno de nuestros peores enemigos cuando hablamos del
envejecimiento de la piel. La dermis sufre grandes cambios por la exposición
repetida al sol, dichos cambios son fundamentalmente la aparición de manchas,
rojeces o capilares dilatados, pérdida de la densidad dérmica, con la
consiguiente aparición de arrugas etc.
La
luz pulsada en este sentido nos permite realizar un tratamiento integral de
dichos cambios. La diferencia fundamental entre el láser y la luz pulsada o
IPL, es que el láser trabaja con una sola longitud de onda que es específica
para la lesión que queremos tratar, es decir es muy eficaz para cosas concretas,
pero no permite tratar diferentes problemas en una misma sesión. La luz pulsada,
en cambio, tiene infinitas longitudes de
onda, que manejadas mediante diferentes filtros permite tratar
muchas patologías a la vez.
Si
tuviera una sola lesión, por ejemplo una mancha muy concreta y definida, usaría
el láser, pero si tuviera diferentes problemas como manchas difusas, rojeces,
piel apagada, poro abierto, etc., usaría
sin duda la luz pulsada, porque me ofrece la posibilidad de hacer un tratamiento mucho más completo.
En
nuestra clínica podemos darte solución en ambos casos, ya que disponemos de ambas tecnologías, pero hacerse una sesión de luz pulsada cambia el aspecto de la piel envejecida, de
forma rápida y sencilla.
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